Por: Alexis Aguirre*

El usar las huellas dactilares, la voz, el rostro o el iris como forma de identificación cada vez se vuelve más común en diferentes aspectos. Un ejemplo es el hecho de que casi todos los teléfonos inteligentes cuentan hoy en día con sensores de huella dactilar o reconocimiento facial, esto ya sea para el desbloqueo del aparato o para acceder a aplicaciones bancarias.

No obstante, este tipo de tecnología ya no solo se hace presente en nuestros celulares, cada vez es más común que para hacer trámites bancarios, como para abrir cuentas; en este proceso llegan a pedir huellas dactilares. En algunos países incluso para emitir la licencia de conducir toman tus huellas e incluso escanean tu iris.

Según la Encuesta al Consumidor FICO 2021: Comprobación de identidad y banca digital, a pesar de que no a todas les gusta o aceptan esta tecnología, 92 de cada 100 personas están dispuestas a proporcionar sus datos biométricos, especialmente para cuestiones bancarias.

Pero ¿Cómo comenzó la biometría como sistema de identificación? Para conocerla como es en la actualidad, esta práctica ha recorrido un largo trayecto para llegar a donde se encuentra hoy.

En 28 de julio de 1858, este sistema de identificación mediante huellas dactilares se comenzó a utilizar en la India. Sir William James Herschel, utilizó huellas digitales en un contrato firmado con un hombre de negocios, esto solo fue un capricho hacia la identificación personal, no obstante, fue así como utilizó la impresión de su mano en la parte posterior del contrato.

Después de esto, Herschel comenzó a requerir impresiones de la palma y, más adelante, simplemente las impresiones del índice derecho y los dedos medios en cada contrato que hizo con los locales. Dándole un mayor valor a la firma de los contratos realizados

Mientras tanto, en China, esta tecnología era utilizada desde al menos el siglo XIV. Un explorador y escritor conocido como Joao de Barros escribió que los comerciantes chinos estampaban las huellas de la palma de las manos de los niños en papel con tinta. Los comerciantes hacían esto como método para distinguir entre los niños jóvenes.

En el Occidente, la identificación confiaba simplemente en la memoria fotográfica hasta que el jefe del departamento fotográfico de la Policía de París, Alphonse Bertillon, desarrolló el sistema antropométrico (conocido más tarde como Bertillonage) en 1883. Este era el primer sistema preciso, ampliamente utilizado científicamente para identificar a criminales y convirtió a la biométrica en un campo de estudio.

A causa del robo de identidad en las instituciones financieras, en México se fomentó la adopción de datos biométricos para verificar a las personas. A partir del 2020, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), exige a los bancos capturar la huella dactilar, esto para todas las personas que abran una cuenta o un crédito. El objetivo de esto es dar más seguridad en las transacciones.

También, con la llegada de la pandemia de Covid-19, la suplantación de identidad y robo de datos personales crecieron en niveles jamás antes vistos, por lo que, en el último año, la biometría ha ganado más terreno alrededor del mundo.

A pesar de las dudas de las personas, la biometría agrega un candado más frente a las posibles ataques. Si tenemos una contraseña fuerte y a esto le sumamos el uso de nuestros biométricos, es más difícil que alguien pueda robar nuestra información o acceder a nuestras cuentas.

Es sabido que las autoridades gubernamentales de los países de América Latina trabajan para utilizar la biometría cómo manera de crear una identidad ciudadana unificada.

Unisys Security Index 2020 reveló que la mayoría de los ciudadanos de la región confía en la tecnología. El 85% está extremadamente, muy o algo confiado que esta medida protegerá mejor sus datos personales y su identidad.

También un estudio de fraude de identidad de 2018 realizado por Javelin Strategy & Research mostró que el fraude de identidad solo en los EE. UU. llego a afectar a 16.7 millones de personas con una pérdida de $16.8 mil millones.

Más allá de la pérdida financiera, el fraude de identidad puede tener graves consecuencias cuando los terroristas amenazan la seguridad nacional y ciudadana o cuando los estafadores pueden utilizar documentos de identidad falsificados, robados o alterados para hacerse pasar por otros y robar los derechos y beneficios de los ciudadanos.

Grandes empresas tecnológicas en la actualidad están desarrollando software o aplicaciones que permitan llevar una mejor administración de los datos biométricos y, además, permiten almacenar estos datos con mayor seguridad.

Por ejemplo, en Unisys cuenta con Unisys Stealth (identity), software de administración de identidad biométrica de la compañía para el procesamiento de inscripción biométrica a gran escala que admite fusión multimodal (SteathFusion) de huellas dactilares, rostro, iris y voz, así como biometría del comportamiento, con la capacidad de integrar nuevas modalidades biométricas en el futuro.

La premisa de los datos biométricos es que solo hay un sólo tú, por lo que tus datos biométricos te dan mucha más seguridad que un simple pin o contraseña.

Si aún no te has convencido de adoptar o estar a favor de esta tecnología, solo recuerda que aproximadamente cada 2 segundos hay una víctima de robo de identidad.

Hacer uso correcto de tus datos biométricos y tener contraseñas fuertes, puede evitar que seas la siguiente víctima.


*Director de Ciberseguridad para Unisys en Latinoamérica

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