Por: Arq. Antonio Toscano Florenzano*

El tabaquismo es un problema que afecta a 1,300 millones de personas en todo el mundo y mata a 8,000,000 de seres humanos cada año. La población fumadora no ha disminuido en los últimos 20 años, lo que nos hace preguntarnos si no estamos haciendo algo mal. La frase latina “Primum non nocere, secundum, cavere, tertium sanare” que los médicos citan solo la primera parte: primero no hacer daño, es decir, no matar, segundo prevenir y tercero curar o sanar, debería tener algún significado para los médicos modernos.

En este contexto, surge el vapeo como una alternativa a los productos de tabaco combustible para hacer más fácil la deshabituación de la sustancia que causa dependencia, la nicotina, que no es carcinogénica. Alguien que fumaba pensó en llevarla a límites mucho más manejables y después, si así lo decide el que lo consume, abandonarla.

Un ejemplo de éxito es el de un exfumador que fumó durante 37 años, las últimas dos décadas tres cajetillas al día. Hoy, después de seis años, no ha vuelto a fumar gracias al vaporizador (e-cig), que le ha permitido reducir su consumo de nicotina del 18mg/ml (1.8%) al 0.3% actual.

El vapeo ha demostrado ser el mejor método de abandono con al menos el doble de efectividad para la cesación que los métodos convencionales del estado. Los métodos estatales solo atraen al 3.5% de la población fumadora a intentar dejarlo, mientras que las terapias de reemplazo por sí solas solo llevan a una pequeña parte a la cesación, un 5 o 7%. La media aumenta al 12% con el método trimodal: terapia de reemplazo de nicotina (TRN), terapia psicoconductual y ansiolíticos (también adictivos), aunque el costo de estas terapias, que ronda los 12 a 15,000 pesos por persona, es asumido por el propio fumador.

El vapeo no es igual ni peor que el tabaco, sino que es una alternativa menos dañina para los fumadores que desean abandonar el hábito. En este sentido, se debería demandar a quien diga lo contrario, ya que mandan un mensaje negativo al fumador que, pensando esto, seguirá fumando hasta enfermar o morir.

El Instituto Cochrane, un instituto sin fines de lucro, respalda el vapeo como el mejor método de abandono del tabaquismo, por lo que deberíamos considerarlo como una herramienta indispensable en la reducción de riesgos.


*Vocero de Activistas Alianza por la Libertad del Vapeo, A.C.

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