Un armonioso diálogo que celebra las tradiciones de la gastronomía nipona y la viticultura francesa se pone de manifiesto en la experiencia culinaria concebida por el restaurante Yoshimi dentro de Hyatt Regency Mexico City, en conjunto con Ruinart, la primera Maison de Champagne, establecida en 1729.
Una auténtica travesía sibarita por las cavas y campos de Reims, de la mano de la depurada precisión de los métodos fundacionales de la cocina nipona, se cristaliza en el maridaje de un menú de siete tiempos de la autoría de la Chef Miriam Moriyama, Chef de Especialidades Japonesas en Hyatt Regency Mexico City, reconocida por su visión pionera que fusiona la observación fiel de las prácticas ancestrales con toques contemporáneos y los ingredientes más frescos de la estación.
La propuesta armoniza los cuvées de excepción de Ruinart, emblema de la región de Champagne, reconocida por sus assemblages a partir de cépages de uva Chardonnay provenientes de la Côte des Blancs y de la Montagne de Reims, que son el alma de su Blanc de Blancs, el Rosé y el R de Ruinart.
Yoshimi y Ruinart proponen una expresión gastronómica que reencuentra platillos de una exquisitez remarcable con los espirituosos de excelencia. La degustación comienza con un pequeño entremés de edamames en dos texturas en tofu y frijol, con sal de Colima. Le sigue un Sashimi Omakase con tres tipos de pescados: Kampachi con shiso; atún cola amarilla con yuzu kosho, salsa a base de pimienta de yuzu; y salmón con yakumi, una mezcla de jengibre y cebollín picado. Ambas propuestas son acompañadas por “R de Ruinart”, la rúbrica del gusto primigenio de la Maison, que equilibra un assemblage de uvas Chardonnay, Pinot Noir y Meunier, aportando una efervescencia única.
Para los dos siguientes tiempos, la finura aromática de Ruinart Blanc de Blancs, el champagne más célebre de la Maison, un vino elegante de un dorado impoluto, resultado de su selección precisa de premiers crus de los viñedos de Épernay, marida a la perfección por la sutileza y frescura de sus notas frutales de cítricos, durazno y flores blancas. El primero es un dúo de nigiris: el Unagi nigiri, que presenta anguila grillada con salsa taré y semillas de sésamo, y el Toro Aburi nigiri con miso dulce; mientras que el segundo es un Hana Tempura, una flor de calabaza rellena de camarón y salsa dashi con jengibre y rábano rallado.
Sin embargo los platos principales concebidos para auténticos sibaritas son, en primer lugar, un Wagyu A5 con salsa Yoshimi a base de manzanas rojas, soya, semillas de sésamo, vinagre y jengibre, con una guarnición de zanahorias baby; y por otra parte, el Sakamushi de huachinango y cangrejo de Alaska al vapor de sake, caldo de pescado y hongos de temporada. Ambos se aparejan con Ruinart Rosé, el primer champagne rosé que, desde hace más de 250 años, se distingue por sus notas exóticas y un gusto complejo, gracias al ensamble de uva Chardonnay y Pinot Noir, esta última vinificada en tinto. Un encuentro que resalta el sabor más profundo de los ingredientes.
También el recorrido concluye con un postre original, concebido a partir de insumos locales: un sorbete de tuna, bañado con una salsa de yuzu, servido con una compota de lichis y que se acompaña con un Sake Nigori, uno de los fermentados más tradicionales de Japón.
La cita epicúrea estará disponible de manera permanente en Yoshimi, un referente imprescindible en la escena culinaria de la Ciudad de México que se une con Ruinart en un diálogo singular, entre oriente y occidente, para el deleite sensorial y la máxima expresión gastronómica.