Este lunes, el gobierno de China informó el comienzo de la relajación de sus medidas de planificación familiar y a partir de ahora se les permite a sus ciudadanos tener un tercer hijo, esto debido a que las cifras del censo publicadas este mes mostraran una reducción en la natalidad.
Señala el gobierno local que esta decisión se toma con el objetivo de mejorar la estructura poblacional del país, así como responder de manera activa al problema del envejecimiento.
China cuenta ahora con un aproximado de mil 412 millones de habitantes, esto basado al censo presentado el pasado día 11 y elaborado cada diez años. Sin embargo, el envejecimiento poblacional y la baja natalidad han hecho saltar las alarmas en Pekín.
Las autoridades chinas sostienen, en el texto publicado hoy, que la medida garantizará que se alcance un desarrollo económico de alta calidad, al tiempo que busca mantener la seguridad nacional y la estabilidad social.
Dentro de las cuestiones más espinosas, las autoridades citaron las de la visión de la familia por parte de los jóvenes o los gastos desmedidos en celebraciones, dotes y regalos, que Pekín considera malos hábitos sociales.
El texto señala que uno de los objetivos del Gobierno a la hora de fomentar la natalidad es contribuir a reducir el gasto de las familias en educación, al tiempo que se compromete a mejorar las bajas por maternidad.
De la misma manera, esta nueva política explora soluciones al problema del envejecimiento poblacional, como el retraso de la edad de jubilación y la puesta en marcha de una serie de garantías para los trabajadores jubilados.
Dentro de algunas minorías étnicas ya era posible concebir tres hijos, algo que no se les aplicaba a los han, la etnia mayoritaria en el país, lo cual había dado lugar a casos de mujeres forzadas a abortar por las autoridades o cuantiosas multas por incumplimientos, entre otras situaciones.
El país, en octubre de 2015, había autorizado a sus ciudadanos a tener dos hijos al relajar la estricta y polémica política del hijo único que había regido en China desde 1979 para mitigar el crecimiento alentado bajo el primer presidente de la República Popular China, Mao Zedong.