Desde hace 6 años, la Organización de las Naciones Unidas desarrolló uno de los retos más importantes para la humanidad, asegurar que para 2030 se creen iniciativas que promuevan la igualdad, desarrollo social y protección del medioambiente, dicha iniciativa es la Agenda para el desarrollo sostenible 2015-2030, para lograr estos objetivos se determinó como crucial la colaboración entre los gobiernos, sector privado y sociedad civil para alcanzar 17 objetivos primordiales.
Asimismo desde el inicio de los debates legislativos sobre el acceso a productos derivados de cannabis, se mencionó el impacto que esta industria podría tener para garantizar el acceso a productos seguros y eficaces enfocados a mejorar la calidad de vida de las personas, así como a una nueva industria que ayudaría a disminuir las desigualdades económicas en nuestro país.
La lucha por la regulación y acceso a productos derivados de cannabis siempre ha pugnado por permitir que la sociedad tenga oportunidades de desarrollo, salud, y al mismo tiempo promover el acceso a soluciones que privilegien el cuidado al medio ambiente, y eso es lo que buscan los objetivos de desarrollo sostenible,”.
Raúl Elizalde, CEO de HempMeds
Desde una perspectiva general, si México contará con una regulación que permitiera, la siembra, transformación y distribución de cannabis, así como sus derivados, tal y como está propuesto en la modificación que sufrió la Ley General de Salud en 2017, seríamos uno de los países pioneros en combatir las desigualdades económicas, al permitir que los campesinos mexicanos tengan la oportunidad de sembrar cáñamo industrial, el cual puede lograr hasta 4 ciclos al año, incrementando también sus ventas al permitir que esta planta pudiera ser utilizada con fines industriales.
Sin embargo, estos fines industriales también se suman a los objetivos de desarrollo sostenible al permitir que las fibras de cáñamo puedan ser utilizadas en la creación de textiles, y bioplásticos ya que son más amigables con el medio ambiente, en comparación con el algodón y los plásticos derivados del petróleo.
Por si esto fuera poco, la industria del cáñamo puede abrir la puerta para garantizar el acceso a la salud, ya que existen diversos estudios que han demostrado los efectos fisiológicos y farmacocinéticos de los cannabinoides, en la espasticidad muscular, dolor crónico, trastornos del movimiento, asma, glaucoma, así como coadyuvantes en el tratamiento de diversos padecimientos que van desde espectro autista, cáncer, enfermedades neurodegenerativas y hasta para ayudar en el tratamiento de dolor, siendo este último punto de gran valía para hacer frente a la crisis de opioides que se vive en el mundo”.
Raúl Elizalde, CEO de HempMeds
En otra esfera de acción, el cáñamo es un gran aliado del medio ambiente, no sólo por sus diversas aplicaciones industriales que van desde textiles, biocombustibles y bioplásticos, también porque la siembra de cáñamo ayuda a la regeneración de los suelos contaminados, al permitir que entre un 60% y 70% de los nutrientes regresen al suelo y eliminar la contaminación por metales pesados[4].
Además la cosecha de cáñamo puede ser una de las herramientas que ayude a disminuir las desigualdades entre los habitantes de las zonas rurales y conurbadas, al permitirles la venta de sus cosechas a grandes conglomerados internacionales, muchos de ellos con un interés genuino en invertir y desarrollar a los campesinos mediante transferencia de tecnologías y buenas prácticas para la obtención de plantas con requerimientos de calidad muy altos.
Desde HempMeds celebramos los avances que han existido en términos legales, como la declaratoria de inconstitucionalidad por parte de la Suprema Corte de Justicia y la emisión de un reglamento para el uso de derivados de cannabis con fines farmacológicos, pero también, reconocemos que existe un largo camino por recorrer para contar con regulaciones que permitan la siembra y aprovechamiento de cáñamo industrial y sacar ventaja de esta nueva industria para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.