Llega el viernes en la noche, sales de laborar y te diriges a un restaurante con tus amigos de la oficina. Cumpliste tu dieta durante toda la semana y te puedes permitir uno que otro gustito. tal vez te pediste una ensalada y una pasta, pero estás dejando lo mejor la hora del postre. Un tiramisú y un carajillo llegan a la mesa, justo lo que estabas esperando para recompensar todo el esfuerzo de tu semana. Satisfecho te diriges a tu hogar, pensando ¿cuánto falta para llegar a tu cama? Piensas en ponerte tu pijama, lavarte la cara, los dientes y por fin; ¡hora dormir!

Apagas la luz, entras a tu cama, te acomodas y que sucede han pasado 15 minutos y no has podido conciliar el sueño. Pasan 30 minutos y nada. Empiezas a dar vueltas en tu cama sin poder dormir, viendo el techo y pensando; ¿qué está pasando? ¿Por qué a mí? Y en ese momento recuerdas ese suculento carajillo y el tiramisú que cenaste y de repente, caes en cuenta que no vas a poder dormir durante un buen rato gracias a ese delicioso postre. ¿Pero sabes a que se debe esta situación? ¿Has notado que algunas noches es más difícil conciliar el sueño?

Es así como Emma Colchones, los más premiados de Europa te explica por qué: Lo que sucede es que durante el día solemos ingerir cualquier tipo de alimento sin ser conscientes que algunos de ellos podrían estar alterando nuestro sistema nervioso al momento de conciliar el sueño. Nuestras hormonas y nuestros neurotransmisores pasan por un proceso de alta estimulación gracias al consumo de alimentos altos en contenidos energéticos, cafeína y azúcares.

Asimismo todos aquellos alimentos que contengan altos niveles de cafeína, suelen ser un estimulante para el Sistema Nervioso Central, que provoca estímulos psíquicos a través del aumento de la disponibilidad de glucosa para el cerebro, además de bloquear los receptores de adenosina, que es el químico cerebral encargado de regular la somnolencia.

La ingesta de alimentos como el café, chocolate, té verde, guaraná, bebidas energéticas o incluso alimentos ricos en carbohidratos provocan una lenta digestión, por lo que, si queremos tener un sueño profundo y de buena calidad, debemos de evitarlos a toda costa.

Sin embargo te recomendamos omitir el consumo de este tipo de alimentos por lo menos 4 horas antes de ir a la cama. Es aconsejable no comer entre la cena y la hora de irse a dormir y si nos aborda la sensación de apetito es mejor optar por unas galletas de salvado de trigo, un yogurth descremado o una pieza de fruta hervida.

Si estás sufriendo de problemas de insomnio o te cuesta conciliar el sueño, quizá sería momento de revisar la dieta y ver qué alimentos están interfiriendo. Sigue estas sencillas recomendaciones en tu alimentación para que puedas descansar mucho mejor.

Por Liliana Sandoval Galindo

Lic. en Trabajo Social por parte del Instituto Mexicano de Psicooncología (IMPo), Periodista de Oficio. Gerente de Operaciones en Visor Empresarial.

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