Seguramente te es familiar el código de barras pero, más allá de encontrarlo estampado en cada producto de la despensa o en el clóset del baño, esta tecnología se hace presente en los aspectos de seguimiento a todo tipo elementos.

Durante la pandemia han sido indispensables en el sector salud para identificar pacientes, dosis, exámenes y otros aspectos del quehacer médico que se traducen en apoyo al salvar vidas en tiempos de emergencia.

Esta tecnología tiene más de 50 años y su relevancia encuentra cada vez más aplicaciones importantes para beneficiar a diferentes sectores: logístico, industrial, atención médica y por supuesto, el comercio minorista y comercio electrónico. La tecnología permite identificar productos, repuestos, materias primas e incluso personas, como pacientes hospitalarios, facilitando la gestión y el flujo de estos negocios de manera integral y controlada.”

Juan Carlos González, gerente de soluciones de industrias para América Latina de Zebra Technologies.

A partir de su creación en 1958 para facilitar la identificación de los productos en las cajas registradoras y reducir el tiempo de cobro, las aplicaciones del código de barras han evolucionado, por lo que, a continuación, González enlista algunos de los usos con más impacto en nuestro día a día:

Logística y producción

En el año de 1973, se creó el estándar GS1 para que los códigos de barras se transformaran en un lenguaje útil en todo el mundo para las empresas que buscaban automatizar sus operaciones. El modelo UPC (Código Universal de Producto) aún se usa ampliamente, pero otros formatos, que además forman parte del estándar GS1, han surgido para respaldar actividades y cadenas de producción y logística cada vez más complejas.

Los códigos QR y de identificación por radiofrecuencia (RFID), un sistema de comunicación inalámbrica basado en radiofrecuencia que permite identificar toda clase de objetos que son muy populares hoy en día, son algunos ejemplos de cómo ha evolucionado la tecnología. Estas variantes aseguran que antes de llegar a nuestras manos, la producción de los artículos que consumimos cuente con un margen de error mínimo y altos estándares de calidad.

Comercio minorista

Desde sus primeros años, el código de barras empezó a tener un auge creciente entre los minoristas a la par de otras innovaciones como la impresión a gran escala, que servían de apoyo a los comerciantes con el control y la distribución de sus artículos. El código de barras comenzó a popularizarse en la fabricación y fue impulsada por la invención de las primeras impresoras capaces de producir códigos personalizados en grandes volúmenes.

Algunos de los primeros prototipos fueron fabricados por Zebra Technologies y permitieron a las industrias identificar tanto las materias primas como los productos finales, lo que garantiza una mayor visibilidad de las operaciones que, como resultado, se vuelven más eficientes dando paso a la producción a gran escala y el comercio minorista como lo conocemos en la actualidad.

Atención médica

Los códigos de barras se utilizan ampliamente en los hospitales y están presentes en las pulseras de identificación de pacientes mediante su versión RFID, el cual es un sistema de comunicación inalámbrica basado en radiofrecuencia que permite identificar toda clase de objetos. Al momento de escanearlos, los profesionales de la salud obtienen acceso a todos los datos necesarios para ofrecer el mejor tratamiento posible. La tecnología también hace que estos profesionales sean más eficientes y ayuda a minimizar las posibilidades de error humano al administrar un medicamento.

En tiempos de pandemia, identificar a los pacientes es aún más necesario, asegurando que las personas con Covid-19 o sospechosas estén aisladas. También las estructuras drive-thru, que se están implementando en todo el mundo para ofrecer pruebas para detectar el coronavirus, se basan en la tecnología de códigos de barras para identificar muestras al instante, gracias al uso de impresoras móviles.

Además de la industria de la salud, los códigos de barras hacen que las operaciones de fabricación, logística, venta minorista y comercio electrónico sean más eficientes, lo que garantiza la continuidad del negocio incluso en tiempos de crisis.

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