Este jueves, Alejandro Díaz de León, gobernador del Banco de México, explicó que el BM subió la tasa de interés al 4.25 por ciento con un aumento de 25 puntos base.

En una entrevista, Díaz de León informó que el Covid-19 ha sido un golpe como ningún otro, el cual afecto el cierre de la actividad productiva de muchos ámbitos. Con las reaperturas, este año ha habido problemas en materia de insumos, funcionamiento de cadenas, manejo de inventarios, insuficiencia y/o escasez de algunos productos.

Mientras tanto, explicó que el año pasado se tuvo contracción económica muy marcada, por lo que durante el 2021, se ha tenido una economía que se está acelerando de manera muy brusca y con una oferta o una capacidad productiva que no está respondiendo a la demanda, lo que causa mayores presiones de precios, los cuales se consideran de naturaleza transitoria y deberían de ceder en la medida en que la oferta y las condiciones de producción se normalicen.

A lo anterior, agregó que es un proceso que ha estando afectando a la inflación por varios meses, ya que el cierre general del año pasado fue del 3.15 por ciento y ahora ha alcanzado niveles de 6, no solo la primera quincena de junio, también en abril estuvo por arriba de 6.

Expresó que lo anterior significa que, si bien, no son presiones generalizadas por el lado de la demanda y del gasto, la junta de gobierno consideró conveniente que, debido el número de choques, la magnitud de estas revisiones de precios y que ya van varios meses resintiendo estos ajustes, era conveniente reforzar la postura de política monetaria con un carácter preventivo para evitar el deterioro de la formación de precios o lo que se denomina como la contaminación de las expectativas de la inflación.

Afirmó que lo que se busca es desacelerar la inflación y que no quieren que las personas que determinan precios en sus bienes y servicios de manera cotidiana lleguen a pensar que este escenario de mayor inflación va a ser persistente, tiene que saber que esto es transitorio y que la inflación debe de regresar a la meta del 3 por ciento.

Mencionó que en la condición de la economía está siendo muy difícil poder identificar cuáles son los efectos de corto y mediano plazo, lo que, además, complica la lectura y el identificar cuál es la mejor respuesta de política monetaria, motivo por el que la mayoría de la junta consideró que era conveniente reforzarla, pero por la propia coyuntura y la dificultad de tener una lectura muy nítida se comprende que haya puntos de vista diferentes, siendo natural en un órgano como el Banco de México.

El funcionario indico que Estados Unidos es un elemento que va a ser muy importante para la economía mexicana; y se considera que es una oportunidad en tratar de vincular más a este período de gasto fiscal, que se perfila como un gasto en la infraestructura que va a durar más años, por lo que se debería de tratar de aprovechar esta coyuntura como una oportunidad de crecimiento.

Dijo que esto puede implicar retos en materia de mercados financieros e inflación y esa es la parte que le toca al banco tratar de evitar que esto tenga efectos más persistentes en la inflación, pero recalcó que sí es una oportunidad para la economía mexicana.

Añadió que el pronóstico es de un 6 por ciento de crecimiento en el país, con un intervalo de 5 a 7, y la economía estadounidense estará creciendo cerca de 7 por ciento este año.

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