Aproximadamente 20 millones de los internautas en el país tienen menos de 18 años, según datos de Gobierno de México. De ellos, el 21% de la población de 12 años y más usuaria de internet fue víctima de ciberacoso entre octubre de 2019 y noviembre de 2020, de acuerdo con un comunicado del Módulo de Ciberacoso 2020 del INEGI, publicado en julio de 2021, representando estas cifras únicamente los casos denunciados.
Dicha situación se ha agravado debido a que el uso del internet para los integrantes más jóvenes de la familia se ha convertido en una parte fundamental de su desarrollo a partir de las medidas de aislamiento social empleadas por la pandemia; clases en línea, distracción y convivencia por redes sociales son algunos de los resultados de adaptación a las condiciones actuales en nuestra sociedad.
Sin embargo, el impacto ha sido en su mayoría negativo para los más jóvenes, ya que un 50% señala extrañar su vida anterior, 3 de cada 10 de ellos han estado desmotivados y sin ganas, mientras que un 20% se encuentra ansioso e irritable, volviéndose, en general, más vulnerables a los ataques en internet.
Lo anterior de acuerdo con el estudio “Adolescentes y jóvenes mexicanos en la cuarentena; entre la violencia y la convivencia”, realizado por Lexia en 2020, que además establece que el 90% de los adolescentes y jóvenes mexicanos ha pasado más tiempo del habitual en internet, principalmente en redes sociales, después a la investigación de tareas y clases, seguido de actividades de entretenimiento como jugar, navegar o participar en videochats, mientras que la supervisión o acompañamiento de los padres y madres ha disminuido un 30% en los hogares.
Las actividades relacionadas con el entretenimiento como practicar hobbies (28%) y ver películas o series (5%) son las que más ocupan su tiempo, un pequeño porcentaje de los jóvenes mexicanos ha accedido a contenido para adultos (12%) y al sexting (4%), representando este último dato sólo los casos denunciados, ya que muchos otros se quedan en el anonimato debido a amenazas hacia los menores o por falta de conocimiento respecto a cómo actuar ante este tipo de situaciones. De esta manera, jóvenes y niños se vuelven un blanco de agresiones y grooming por la falta de supervisión.
El grooming es la amenaza más grande para los menores
La asociación Save the Children, define el grooming como el acoso sexual de adultos hacia menores de edad, en el que los primeros se hacen pasar por niños para ganarse la confianza de sus víctimas, adaptando la forma de expresarse típica para la edad y apartando poco a poco al menor de su red de apoyo (padres, madres, profesores, tutores, etcétera) hasta crear un ambiente de intimidad del que resulta complicado escapar.
También las afectaciones del grooming pueden ser de distintos niveles, “desde hablar de sexo y conseguir material íntimo, hasta llegar a mantener un encuentro sexual”, de acuerdo con la misma asociación. El acercamiento puede generarse por medio de cualquier red social con la creación de cuentas falsas.
Las etapas más comunes de este abuso son, primero, la creación de un vínculo de confianza por medio de engaños y regalos, luego el aislamiento de la víctima, tras esto, el agresor trata de averiguar si otras personas tienen acceso al dispositivo tecnológico con el que interactúa con el menor, de considerarlo seguro, iniciará con las conversaciones de índole sexual para culminar con chantajes que obliguen a la víctima a enviar material sexual o a acceder a un encuentro de este tipo.
Daniel Gutiérrez, pedagogo, especialista en Educación Digital, Bilingüismo, Formación Docente y speaker en el World Parenting Forum, menciona que “el uso de redes sociales, mails, chats, juegos interactivos, entre otros, pueden ser la puerta para que extraños se ganen la confianza y amistad de los menores a través del engaño para solicitar imágenes o actos de contenido sexual o erótico, convirtiendo a los jóvenes en blancos de grooming”, o en otras palabras, engaño pederasta.
De esta manera, es necesario implementar estrategias que frenen el grooming, ya que estos ataques pueden desencadenar problemas psicológicos en los menores, que de acuerdo al Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP), pueden ser:
- Retraimiento social y reserva para comunicarse con otros.
- Modificación en el lenguaje corporal (cabeza baja y falta de contacto visual).
- Rendimiento escolar a la baja.
- Cambios de humor.
- Ataques de ansiedad
- Diarrea, mareos y dolor de cabeza.
Además de estos padecimientos psicológicos y psicosomáticos, en caso de suscitarse un encuentro, el o la menor pueden verse expuestos a daños físicos graves.
Cómo evitarlo
Para implementar estrategias en casa para prevenir el grooming online se debe iniciar con el diálogo, de manera que se ponga en alerta a los menores y se establezcan ciertas restricciones, por ejemplo:
-No compartir fotografías: Mucho menos fotografías comprometedoras, “debemos entender que cuando algo se sube a Internet puede ser replicado en cuestión de segundos, haciendo difícil que el contenido desaparezca del todo, por lo que resulta importante supervisar aquello que nuestros hijos pudieran compartir en redes de la forma menos invasiva posible, y siempre informándoles que se trata de un asunto de seguridad”, recomienda Gutiérrez.
-Cámara web: Mantener el anonimato en chats o videojuegos es lo más conveniente, más cuando se trata de partidas con jugadores desconocidos, una práctica común entre los jóvenes, por lo que hay que recordarles que si no son personas de su círculo cercano mantenga la cámara apagada y con un nick.
-Configurar los equipos de cómputo: Se pueden tomar medidas para la protección de los menores al navegar en el ordenador sin resultar invasivos, como bloquear páginas con contenido para adultos y también algunas configuraciones de seguridad que es posible activar con el control parental y con algunas plataformas antivirus.
-Restricciones acordes a la edad: “A los niños de entre 6 a doce años de edad hay que establecerles tiempos específicos para navegar en internet en páginas específicas y acordes, de modo que fomentemos con nuestro ejemplo el equilibrio entre la convivencia y ocio en redes sociales y la práctica de otras actividades, como la lectura, el juego y la integración familiar. Además, deberemos asegurarnos que solo contactos aprobados y conocidos por la familia puedan establecer contacto con los menores a través de configuraciones en las redes”, aconseja el experto en educación digital.
¿Qué hacer en caso de detectar un posible caso de grooming?
Lo primero es hablar con nuestros hijos, sin avergonzarlos o culparlos, y buscar ayuda. La decisión de realizar una denuncia penal será a partir de la confianza y seguridad que sienta la persona que sufrió el abuso y de su familia. En caso de llevar a cabo este procedimiento, es necesario guardar todas las pruebas necesarias, como fotos, mensajes, etcétera. La denuncia es importante para detener el delito y para ayudar a otros chicos que puedan estar sufriendo acoso.
Por otro lado, en algunos casos, será necesario tomar terapia psicológica, lo cual deberá ser determinado por una evaluación. Finalmente, se deberán reforzar las medidas de prevención en casa, así como implementar programas y protecciones de seguridad para el uso de internet.
El grooming se puede prevenir a través de la comunicación con los menores sobre el peligro que pueden representar las redes sociales y ciertos portales de Internet. Ante lo que es recomendable como padres resolver sus dudas, escuchar sus inquietudes y sobre todo, brindarles apoyo y confianza para prevenir este y otros peligros. En el World Parenting Forum profundizaremos y resolveremos dudas. Prevenir el grooming es muy importante para el desarrollo pleno de nuestros niños, niñas y jóvenes”.
Daniel Gutiérrez, pedagogo, especialista en Educación Digital, Bilingüismo, Formación Docente y speaker en el World Parenting Forum
*Para denunciar delitos cibernéticos llamar a la Guardia Nacional al 088, donde se brindará atención para realizar la denuncia ante el Ministerio Público, o contactar a la Policía Cibernética de cada estado. Contacto en Ciudad de México: policia.cibernetica@ssc.cdmx.gob.mx o al teléfono 5242 5100 ext. 5086.
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