A causa de la crisis económica y los confinamientos durante el primer año de pandemia no solo redujo en más de 4 millones de personas a la población ocupada, sino que, además, quienes lograron retener un empleo sufrieron recortes en sus ingresos laborales.
Al analizarse el ingreso laboral promedio, se observa que este ya se encuentra incluso por encima de lo registrado previo a la pandemia -en el primer trimestre de 2020- en 1.3%.
La masa salarial (suma del total de las remuneraciones que las personas perciben en el periodo de referencia) al Segundo Trimestre de 2021 es superior a la observada durante el Primer Trimestre de 2020. Esta había experimentado un incremento sostenido a partir de 2017 que fue detenido en el peor momento económico experimentado durante la pandemia, en el tercer trimestre de 2020.
En el segundo trimestre de 2021 el porcentaje de la población mexicana en situación de pobreza laboral disminuyó respecto al trimestre anterior, al pasar de 39.4% a 38.5%. Si bien se ve una tendencia decreciente en el porcentaje de la población en esta situación desde el máximo histórico de 44.3% en el Tercer Trimestre de 2020, el porcentaje de población en pobreza laboral sigue siendo mayor al observado previo a la pandemia de Covid-19.
Aun hay 49.1 millones de mexicanas y mexicanos que viven en una situación en la que los ingresos laborales de su hogar no son suficientes para poder adquirir la canasta alimentaria básica para todos sus integrantes.
Comparado con el periodo previo a la pandemia e incluso con la disminución del indicador entre el primer y segundo trimestre de 2021, la pobreza laboral sigue por encima del nivel de Primer Trimestre del 2020 en 4.3 millones de personas.
De acuerdo con el Semáforo Económico de pobreza laboral nacional, si el nivel de pobreza laboral alcanza un nivel
menor al 20.5%, el Semáforo Económico se encontraría en verde, mientras que si la tasa de pobreza laboral está entre
20.5% y 26% de la población el color será amarillo. Si la proporción de la población en pobreza laboral es mayor a 36%, el semáforo estará en color rojo.
A partir del primer trimestre de 2021, además del seguimiento a las cifras trimestrales que hablan de los segmentos más vulnerables de la población, ya sea por tener ingresos laborales insuficientes o por trabajar en un empleo sin vínculo reconocido y sin prestaciones, los Semáforos Económicos de México Cómo Vamos (MCV) evalúan el desempeño por sexo e identifican las brechas que aún persisten en los indicadores económicos.
Este enfoque cobra relevancia en el contexto de la crisis sanitaria y económica ocasionada por la pandemia de Covid-19, la cual profundizó desigualdades ya existentes en México y afectó de manera desproporcionada a las mujeres del país. Esto se debió, al menos en parte, a los roles sociales y familiares que asignan la carga del trabajo del hogar y de cuidados no remunerado a las mujeres en el hogar. Lo anterior, sumado a una menor presencia de las mujeres en empleos formales y a menores ingresos como parte del mismo problema, hizo más factible que fueran las mujeres quienes disminuyeran o abandonaran el trabajo de mercado.
El Semáforo Económico de pobreza laboral para las mujeres se ha encontrado en rojo desde 2009; además de que esta tasa es consistentemente más alta para las mujeres que para los hombres.
Situación de la pobreza laboral a Nivel Estatal
Aunque la medición de la tasa de pobreza laboral es la misma, la meta establecida para el Semáforo Económico estatal es diferente: para que un estado tenga un semáforo en verde, su tasa de pobreza laboral debe ser menor a la nacional y, además, debe haber mostrado un cambio menor al nacional en el último año. Este método se utiliza para la medición de pobreza laboral total, femenina y masculina.
Al cierre del Segundo Trimestre de 2021, nueve entidades federativas tienen un nivel de pobreza menor que el observado en el Primer Trimestre de 2020: Campeche, Colima, Chiapas, Hidalgo, Nayarit, San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas. Destaca el caso de Chiapas, con una reducción de 3.5 puntos porcentuales de la población en situación de pobreza laboral.
Las 23 entidades federativas restantes mostraron un incremento en los niveles de pobreza de su población y, como consecuencia, a nivel agregado se observó un incremento en la proporción de personas en situación de pobreza laboral en México con respecto al primer Trimestre de 2020. Destaca el incremento de 11.6 puntos porcentuales en la población en situación de pobreza laboral en la Ciudad de México, al pasar de 28.3% en el primer Trimestre de 2020, a 39.9% en el segundo Trimestre de 2021.
A pesar de que solamente nueve entidades mejoraron sus niveles de pobreza laboral respecto al al primer trimestre de 2020, el Semáforo Económico de 13 estados se encuentra en verde, ya que tienen niveles de pobreza más bajos al nacional y su nivel empeoró menos que el nacional.
Situación de la pobreza laboral por Género
Además de que el porcentaje de mujeres en situación de pobreza laboral es 3.9 puntos porcentuales mayor que el de los hombres a nivel nacional, en todas las entidades federativas del país, hay más mujeres que hombres en situación de pobreza laboral. A nivel nacional, por cada 100 hombres en pobreza laboral, hay 111 mujeres en esta situación, lo cual muestra una modesta disminución relativa de la brecha por sexo, ya que en el primer trimestre de 2021 la relación era de casi 120 mujeres por cada 100 hombres.
De los cinco estados que presentan un menor porcentaje de personas en situación de pobreza laboral, cuatro de ellos (Jalisco, Colima, Nuevo León y Baja California) presentan también las mayores brechas entre hombre y mujeres; destaca Nuevo León, estado en el que por cada 100 hombres en pobreza laboral hay 124 mujeres. Por otro lado, de los cinco estados que presentan un mayor porcentaje de personas en situación de pobreza laboral (Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Tlaxcala), la brecha es menor a la brecha nacional.
La presencia de mayores brechas en estados de mayor ingreso por habitante denota mayor desigualdad en estos estados, y menor en los estados de menor ingreso, puesto que en la mayor parte de los hogares hay presencia de hombres y mujeres, así sea en distintas proporciones.
Relación entre Pobreza Laboral e Informalidad Laboral
A la par del indicador de pobreza laboral, México, ¿Cómo vamos? da seguimiento a los niveles de informalidad laboral en el país.
Además de estar asociado con trabajos de menores ingresos, el indicador está ligado con los niveles de pobreza laboral observados en cada región: estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas no solo tienen algunos de los niveles más altos de pobreza laboral en el país, sino que también tienen a proporciones elevadas de sus trabajadores en informalidad laboral. A la inversa, Chihuahua, Baja California y Coahuila, donde la pobreza laboral muestra niveles bajos, también tienen menores tasas de informalidad laboral.
Lo anterior deja en evidencia que las variables económicas no son independientes entre sí: cuando una región tiene carencias en materia de infraestructura y vulnerabilidad de la población, estos factores se reflejan en diversos aspectos socioeconómicos de sus habitantes, como la pobreza y la informalidad laboral.
Durante el segundo trimestre de 2021, 51.8% de los trabajadores no agropecuarios de México tuvieron un empleo informal; nivel más alto que el del primer trimestre de 2021, que fue de 50.8%. Como en el caso de la pobreza laboral, la tasa de informalidad fue más alta para las mujeres (54.7%) que para los hombres (49.7%). La tasa de 51.8% de informalidad laboral se traduce en alrededor de 28.6 millones de trabajadores sin un vínculo laboral reconocido en México.
Aunque la tasa de informalidad alcanzó un nivel de 49.2% en el tercer trimestre de 2020 (en el contexto de una pérdida pronunciada de empleos informales en el país y una mayor protección de los trabajadores con vínculos formales con sus empleadores para no perder su trabajo), la tasa ha sido mayor a 50% desde que se tiene registro, lo cual refleja la persistencia del problema en el mercado laboral mexicano.
Si bien la tasa de informalidad se ha mantenido relativamente estable a lo largo del tiempo, existe una disparidad regional en la materia. Mientras que en estados como Oaxaca, Hidalgo, Chiapas y Guerrero se registraron tasas por encima del 69.2%, en regiones como Chihuahua, Coahuila y Baja California las tasas de informalidad se colocaron entre 31.9% y 35% de su población ocupada no agropecuaria.
Debido a la gran pérdida de empleos durante la crisis derivada de la pandemia, la informalidad se contrajo. Se estima que entre el primer trimestre de 2020 y el de 2021, se perdieron 1.6 millones de empleos informales, por lo que la tasa de informalidad en el periodo pasó de 52% a 50.8%. Actualmente, la cifra está a punto de alcanzar el 52% que se tenía antes de la pandemia.
Informalidad Laboral por Género
En el segundo trimestre de 2021 la tasa de informalidad a nivel nacional para las mujeres fue de 54.7% y de 49.7% para los hombres. Además, en 29 entidades la tasa de informalidad laboral es mayor para las mujeres que para los hombres.
Al dividir por sexo, se observa que Chihuahua tiene la menor informalidad laboral tanto para mujeres (31.9%) como para hombres (32%). Chihuahua pertenece a los únicos tres estados en los que la informalidad laboral no es mayor para las mujeres, junto con Baja California y Ciudad de México. Por otro lado, Oaxaca presenta la tasa de informalidad más alta (79.2% para mujeres y 69.3% para hombres). En esa entidad, por cada 100 hombres en un puesto informal, hay 114 mujeres.
Destacan los casos de Colima y Durango, que a pesar de presentar tasas de informalidad menores al nivel nacional ( de 44.2% y 48.9%, respectivamente) presentan las dos mayores brechas entre hombres y mujeres. En Colima, por cada 100 hombres en un empleo informal hay 131 mujeres.
La informalidad laboral está relacionada con niveles más bajos de productividad laboral, los trabajadores informales tienden a tener menos acceso a capacitaciones y herramientas que les permitan aumentar su productividad y la de las empresas en las que trabajan.
Además, características del empleo informal como la falta de acceso a una pensión para la vejez, seguridad social, acceso a guarderías, tienen un costo en el ingreso presente y futuro, y generan incertidumbre en las finanzas del hogar de las y los trabajadores a largo plazo, y los privan de recursos económicos disponibles en la edad avanzada,
Las brechas entre mujeres y hombres son evidentes desde el empleo formal, pero al analizar el empleo informal estas brechas se amplían. Mientras que la brecha salarial en el empleo formal es del 13.9%, en la informalidad laboral es del 34%., por cada 100 pesos que ganan los hombres, las mujeres ganan 75 pesos.
Debido a todo esto, las mujeres que se encuentran en el empleo informal son más vulnerables ante una pérdida de empleo y una caída a una situación de pobreza laboral.
Para la recuperación de empleos de mayor calidad, con mayores ingresos, y con una dinámica más equitativa, no es suficiente depender de la inercia de la reapertura de las actividades económicas y los esfuerzos de la campaña de vacunación, sino que se debe crear un marco institucional y se deben implementar políticas públicas que faciliten la formalización del empleo. Además, es importante que se implementen programas sociales enfocados en dar apoyo a las poblaciones más vulnerables, garantizando el acceso a servicios educativos y de salud.